Cada vez que nos planteamos hacer algún cambio en nuestra casa tenemos que plantearnos si hay que pedir algún permiso o licencia para poder ejecutarlos.
Pero, hay que tener cuidado, ya que, una cosa es no tener que pedir licencia de obra y otra cosa es no informar al Ayuntamiento competente de las obras que vamos a llevar a cabo, con el fin de que las obras que se vayan a acometer estén reguladas por el plan urbanístico. Esto se haría mediante un formulario que habría que cumplimentar y adjuntando una serie de documentos (memoria de actuación) junto con el presupuesto y el plano para finalmente, pagar las tasas que estén fijadas por el consistorio.
En realidad lo mejor es consultar cuáles son las ordenanzas municipales de cada localidad puesto que cada uno tiene sus propias regulaciones. Otra opción sería buscar la ayuda de un profesional para que nos asesore dependiendo el tipo de cambios que queramos hacer en casa y que nos gestione el tema para evitar que tengamos que pagar alguna sanción, una multa o incluso que nos obliguen a quitar lo que hayamos hecho y lo tengamos que restituir por lo anterior (por supuesto, haciéndonos cargo de todos los gastos).
En general los expertos establecen que cualquier reforma que afecte al repaso y mantenimiento de la vivienda, en principio, no necesita un permiso de obra. Por lo tanto, hay ciertos trabajos que no necesitan permiso de obra, entre otros:
- Alicatados, solados o enyesados.
- Cambiar las ventanas o la instalación y sustitución de persianas o barandillas.
- Cambio o sustitución de instalaciones eléctricas, fontanería o calefacción.
- Pintar las paredes o los azulejos.
- Realizar reformas secas, como por ejemplo, separaciones en pladur o policarbonato.
Además de informar al Ayuntamiento pertinente, es una buena idea que informemos a la comunidad de vecinos, ya que aunque tengamos los papeles en regla y no habrá problemas de denuncia, siempre es importante que sepan que nuestra reforma está hecha de una forma legal.